Resumen
En México los sistemas de producción de leche caprina se han polarizado creando una brecha abismal entre ellos, por un lado se tienen aquellos cuyos propietarios que tienen una mayor capacidad de inversión económica, nivel educativo y aceptación de tecnología productiva, los cuales son denominados sistemas especializados y en el otro extremo se encuentran a los sistemas familiares los cuales son unidades productivas que se conforman de pequeños rebaños manejados directamente por un pastor, el cual realiza todas las actividades de manejo con ayuda de la familia, en términos generales, estas unidades son escasas en infraestructura y sus niveles de productividad son muy bajos [1–3 ].
Este tipo de unidades de producción en general son pequeñas y rusticas con niveles de producción de leche muy escasa. Esto se debe a distintos factores: bajo número de animales (entre 5 y 50); que son manejados por los miembros de la familia en sitios aledaños a las casas de los productores, en forma estabulada o semi-estabulada, poca o nula infraestructura y bajo potencial genético de las cabras criollas [4,5 ].
El manejo sanitario de los animales en estas unidades productivas es deficiente, tendiendo a ser curativo en lugar de preventivo, presentándose comúnmente problemas respiratorios, parasitarios digestivos y de glándula mamaria, por otro lado, cabe mencionar que son sistemas productivos que no acceden a programas de control de enfermedades como la brucelosis caprina [6–8 ].
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